Padecimientos

Tumor de la médula espinal: causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento

Un tumor aparece cuando una célula anormal crece para formar una masa de importante tamaño. Un tumor de la médula espinal se forma en esta parte del cuerpo o en el área circundante. La médula espinal, por supuesto, es el conjunto de nervios que viaja desde el cerebro hasta la espalda baja. Cubierta por una delgada capa de tejido, esta recorre todos los huesos de la columna, que a su vez la protegen.

A continuación, presentamos las causas, los síntomas y el diagnóstico de este padecimiento, así como las formas de tratarlo.


¿Qué es?

Se trata de un crecimiento anormal de tejido que existe dentro o cerca de la médula espinal. Aunque sea benigno, este puede causar daño neurológico serio en el paciente, sobre todo en niños, ya que genera presión en la médula conforme crecen.

El diagnóstico inmediato y el tratamiento adecuado pueden evitar que el daño sea permanente. Avances recientes, instrumentos nuevos y técnicas avanzadas han facilitado bastante la forma de tratar un tumor en la médula espinal.

Imagen: The Neurosurgical Atlas


Causas

Los médicos no lo tienen muy claro. Se sospecha que la genética influye bastante, pero no se sabe si los defectos son heredados o simplemente se desarrollan con el tiempo. La exposición a ciertos químicos también puede ser un factor. Además, en ciertos casos, un tumor en la médula espinal puede estar relacionado con la enfermedad de von Hippel-Lindau y la neurofibromatosis tipo 2.

  • Enfermedad de von Hippel-Lindau: desorden asociado con los tumores en los vasos sanguíneos —hemangioblastomas— del cerebro, de la retina o de la médula espinal. También se relaciona con tumores en los riñones o en las glándulas adrenales.

  • Neurofibromatosis tipo 2: en este desorden hereditario, tumores benignos se desarrollan cerca de los nervios relacionados con el oído. Este lleva a la pérdida progresiva del sentido en uno o ambos lados. Algunas personas con este padecimiento también desarrollan tumores en el canal vertebral.


Síntomas

Los síntomas de un tumor de la médula espinal dependen de dónde se ubica y qué tan grande es. Estos son los más comunes:

  • Incapacidad para controlar los intestinos o la vejiga.
  • Debilidad muscular que puede afectar la locomoción.
  • Espasmos musculares.
  • Entumecimiento de piernas, brazos o pecho.
  • Frío en las manos, los dedos o las piernas.
  • Disminución de la capacidad de sentir dolor, calor o frío en las manos o los pies.
  • Dolor de cuello crónico.
  • Dolor de espalda que empeora al estornudar, toser o hacer un esfuerzo; incrementa al acostarse; empora con cualquier actividad; no mejora con medicamentos u otros tratamientos; empeora con el paso del tiempo; se propaga por brazos, piernas, pies o caderas.
  • Deformidad espinal: la escoliosis ocurre en un tercio de los niños con un tumor de la médula espinal.


Diagnóstico

Una evaluación diagnóstica empieza con una revisión exhaustiva del historial médico y un examen físico, que incluye un chequeo neurológico. Estas son las pruebas que pueden ayudar a obtener un diagnóstico certero:

  • Análisis de fluido cerebroespinal: para buscar células tumorales
  • Resonancia magnética: puede ayudar a ver la estructura del tumor, su ubicación exacta y su tamaño en relación con la médula espinal.
  • Tomografía computarizada: para visualizar de una mejor manera las estructuras óseas.
  • Biopsia: para obtener una clasificación más precisa.

Con las pruebas físicas, el especialista identificará si hay dolor en la espalda, reflejos anormales, debilidad muscular y poca o nula sensación de dolor, calor o frío.

También puede solicitar exámenes de sangre, que permiten conocer el nivel de hormonas y el conteo de glóbulos rojos.

Se puede hacer igualmente una punción lumbar para obtener líquido cefalorraquídeo y determinar si hay señales de cáncer.

Lee también: ¿Qué es la neurocirugía estereotáctica y qué trata?


Tratamiento

Idealmente, el objetivo del tratamiento de un tumor en la médula espinal es eliminarlo por completo, aunque esto puede poner en riesgo de daño permanente a esta parte del cuerpo. Por tal razón, el neurocirujano debe considerar la edad y el estado de salud en general del paciente. El tipo de tumor, su ubicación y el hecho de que se haya esparcido a otro lado también determinarán el tratamiento a seguir. Estas son las opciones disponibles:


Monitoreo

Algunos tumores se descubren incluso antes de causar síntomas. Si todavía no presionan tejidos cercanos, basta con seguir su evolución. Las pruebas de imagenología serán importantes para ello.


Cirugía

Suele ser la opción para los tumores que se pueden remover con un riesgo aceptable de daño en la médula o los nervios.

Afortunadamente, nuevas técnicas e instrumentos permiten a los neurocirujanos alcanzar tumores que antes eran inaccesibles. Los potentes microscopios usados en microcirugías pueden distinguir tejido sano del enfermo.

Cabe mencionar que la recuperación después de un procedimiento de esta naturaleza puede ser largo, y la pérdida de sensación u otras complicaciones son algunos efectos que se deben asumir.

Imagen: The Neurosurgical Atlas


Radioterapia

Elimina remanentes del tumor que quedan después de una cirugía. También se puede usar en aquellos que son imposibles de operar.

Por supuesto, los medicamentos aminoran los efectos secundarios de la radiación, como náuseas y vómito. De igual manera, el régimen de la radioterapia se ajusta para minimizar el daño en el tejido saludable, haciendo el tratamiento más efectivo.


Quimioterapia

Tratamiento estándar para muchos tipos de cáncer. Utiliza medicamento para destruir células cancerosas o impedir que sigan creciendo. Se puede combinar con la radioterapia. Los efectos secundarios incluyen fatiga, náuseas, vómito, alto riesgo de infección y pérdida del cabello.


Otras medicinas

Debido a que la cirugía y la radioterapia —y el tumor mismo— pueden causar inflamación en la médula espinal, los médicos prescriben corticosteroides para reducir la hinchazón. De cualquier manera, estos solamente se usan durante un corto periodo para evitar efectos secundarios muy serios, como debilidad muscular, osteoporosis, presión sanguínea alta y una mayor susceptibilidad a la infección.

Imagen del encabezado: Healing Consulting
Referencias: Cedars-Sinai
Johns Hopkins Medicine
Mayo Clinic

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Etiquetas: enfermedades

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