La tomografía por emisión de positrones (TEP) es un examen de diagnóstico que consiste en obtener imágenes del cuerpo basándose en la detección de radiación procedente de la emisión de positrones, pequeñas partículas emitidas por una sustancia radiactiva administrada al paciente. A menudo se utiliza para evaluar el cáncer, controlar el flujo sanguíneo o ver cómo están funcionando los órganos.
Es una prueba que utiliza un tipo especial de cámara y un marcador —sustancia radiactiva— para observar los órganos del cuerpo. El marcador suele ser una forma especial de una sustancia —como glucosa— que se acumula en las células que utilizan mucha energía, como las cancerosas.
Durante la prueba, el líquido trazador se introduce en una vena del brazo. El marcador se mueve a través del cuerpo, donde gran parte se acumula en un órgano o tejido específico. El trazador emite pequeñas partículas cargadas positivamente —positrones—. La cámara los registra y convierte la grabación en imágenes.
Estas no muestran tanto detalle como una tomografía computarizada o una resonancia magnética porque solo se enfocan en la ubicación del marcador. De cualquier manera, una tomografía por emisión de positrones resulta útil para obtener información más detallada sobre dónde se encuentra el marcador.
Un médico pide una tomografía por emisión de positrones para lo siguiente:
Antes de una tomografía por emisión de positrones, el personal indicará al paciente cómo prepararse. Este debe asegurarse de seguir las instrucciones cuidadosamente para evitar afectar los resultados del escaneo. Las siguientes son consideraciones para antes de someterse a la prueba:
Es posible que solo esté permitido beber líquidos claros después de la medianoche anterior a la exploración. Dependiendo de qué parte de su cuerpo se escaneará, es posible que tampoco se pueda comer y beber cuatro horas antes de la exploración.
Es necesario preguntar si se pueden tomar los medicamentos o suplementos habituales el día de la prueba. Hay que informar también si se padece diabetes u otras afecciones médicas, ya que la primera puede alterar los resultados de sus pruebas, y el marcador radiactivo podría afectar el nivel de azúcar en sangre. Si se está amamantando o podría estar embarazada, es muy importante avisar al personal, pues el estudio puede poner en riesgo al bebé.
Hay que informar al personal sobre cualquier alergia a medicamentos o alimentos, incluida cualquier reacción al yodo que haya habido en el pasado.
Se recomienda no hacer ningún ejercicio intenso como correr, trotar o levantar pesas 24 horas antes del examen, ya que esto puede hacer que la exploración sea menos precisa.
La ropa debe ser holgada y cómoda sin cremalleras ni botones metálicos. Habrá que quitarse toda que incluya metal, porque el material puede afectar la exploración —esto incluye cinturones, aretes, camisas con broches o cremalleras, sujetadores y lentes—. Una bata de hospital suele estar a disposición de los pacientes. Las joyas y otros accesorios también deben removerse.
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El paciente se recuesta en una mesa. Si es necesario, se insertará un catéter intravenoso en una vena de la mano o el brazo. Una tomografía por emisión de positrones solo utiliza inyecciones de radiotrazador. Este, normalmente, tarda entre 30 y 60 minutos en viajar a través del cuerpo y ser absorbido por el área examinada. Resulta importante quedarse tranquilamente y evitar moverse y hablar.
Es posible que sea necesario beber un poco de material de contraste, el cual se localizará en los intestinos y ayudará al radiólogo a interpretar el examen.
Luego, el paciente es trasladado al escáner para comenzar a tomar imágenes. Primero, se realiza una tomografía, y después la prueba en cuestión. En ocasiones, después del TEP, se lleva a cabo una segunda tomografía computarizada con contraste intravenoso. La tomografía dura menos de dos minutos, pero el TEP lleva entre 20 y 30 minutos. El tiempo total de escaneo suele ser de unos 30 minutos.
Dependiendo del área que se esté examinando, se pueden utilizar pruebas adicionales que incluyan otros trazadores o fármacos. Esto podría alargar el tiempo del procedimiento a tres horas.
Después del examen, es posible que el paciente deba esperar hasta que el técnico determine si se necesitan más imágenes. En ocasiones, se toman más para aclarar o visualizar mejor ciertas áreas o estructuras.
Si todo está en orden, el flujo sanguíneo es normal y los órganos funcionan bien. El flujo y el patrón del trazador muestran una distribución normal en el cuerpo.
Por otro lado, algo anormal en el cerebro se identificaría a partir de lo siguiente:
Foto del encabezado: Independent Imaging
Referencias: Cancer.net
RadiologyInfo.org
University of California, San Francisco
Columbia University Irving Medical Center
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