Una hernia de disco en la espalda alta ocurre cuando el material gelatinoso de un disco intervertebral se filtra fuera de este. Esta puede causar dolor en la zona y otros síntomas, como dolor que se irradia y entumecimiento.
La hernia de disco torácica se forma cuando el anillo exterior del disco intervertebral se daña, dejando que el núcleo pulposo cause una ruptura en el espacio en que se encuentra. Si el anillo se rompe hacia el canal vertebral, el núcleo puede infiltrarse hasta este sitio. Hay poco espacio adicional alrededor de la médula espinal en el área torácica. Por ello, cuando una hernia de disco aparece, la condición puede ser sumamente seria. En casos severos, la presión sobre la médula espinal puede ocasionar parálisis debajo de la cintura. Afortunadamente, esta hernia no es tan común como la lumbar.
Las dos principales causas de una hernia discal torácica son:
Muchas de las hernias ocurren por el desgaste gradual de los discos, lo que provoca el asentamiento de los cuerpos vertebrales y la calcificación alrededor del espacio discal. Los síntomas más comunes ocurren entre los 40 y 60 años.
Las hernias de discos causadas por traumas son aquellas que se originaron por un evento que desencadenó abruptamente los síntomas.
Una lesión que cause un alto grado de fuerza repentina en los discos de la parte superior de la columna vertebral podría provocar la aparición de una hernia discal torácica. La práctica deportiva o una caída pueden ser las responsables.
Las hernias discales torácicas son más comunes en pacientes jóvenes que todavía no resienten los cambios degenerativos en los discos
Si bien en la mayoría de los casos el historial de traumas menores lleva a la exacerbación de los síntomas, uno de esta categoría solo empeora los que se presentan por la degeneración del disco.
Sea como sea, tener un diagnóstico correcto es fundamental para el tratamiento de una hernia discal torácica.
Lee también: Las consecuencias de no tratar una hernia discal
Es importante mencionar que el dolor de espalda podría no estar presente cuando existe una hernia de este tipo. Los síntomas provienen de la presión y la irritación de los nervios; estos son algunos de ellos:
Que estos síntomas se manifiesten depende de qué nervios de la columna torácica están afectados, y de que si el disco se ha roto lo suficiente como para presionar la médula espinal. El sitio de donde provienen los síntomas ayuda al médico a hacer un diagnóstico, ya que así puede determinar qué disco se ha roto.
El diagnóstico de una hernia discal torácica incluye una revisión del historial médico, exámenes físicos, rayos X —para descartar fracturas— y tomografías o resonancias magnéticas —para producir imágenes de los discos intervertebrales de y una posible compresión de los nervios—.
Estas son algunas de las preguntas que puede hacer el especialista durante la revisión:
La presencia de una hernia discal torácica no necesariamente significa que es necesario someterse a una cirugía. El tratamiento, por supuesto, depende de los síntomas, y de si están empeorando o mejorando. Si es lo segundo, el médico sugerirá esperar a que se vayan por completo; si es lo primero, una cirugía podría ser una opción. Sin embargo, la mayoría de las personas que sufren de una hernia se recuperan por completo por sí solos en unas semanas o meses.
Estos son los tipos de tratamientos para lidiar con una hernia discal torácica:
El tratamiento no quirúrgico también ofrece varias opciones para el médico y el paciente:
Consiste en monitorear el problema y asegurarse de que no progrese. Si el dolor es soportable, el médico sugerirá esperar.
Tomarse unos días del trabajo y disminuir el nivel de actividad pueden ser de ayuda. Unos días después, para volver a la actividad, se recomienda comenzar a caminar poco a poco e incrementar la distancia cada día.
Dependen de la severidad del dolor; los antiinflamatorios pueden ayudar a reducirlo. Es importante seguir las indicaciones del especialista. Los analgésicos narcóticos también son una opción, pero los médicos no gustan prescribirlos por más de unos cuantos días.
Se aplican cuando el dolor es severo. Solo son sugeridas cuando la cirugía luzca cada vez más probable. Su índice de efectividad ronda el 50 por ciento.
Estas son algunas de las opciones quirúrgicas para tratar una hernia discal torácica:
Se realizan para hacer una abertura en la lámina ósea y remover el disco. El procedimiento se realiza a través de una incisión en la espalda, sobre el área donde se encuentra la hernia. Una vez que está hecha, los músculos se mueven a un lado, para que el médico pueda ver la parte posterior de la vértebra. En ocasiones, se necesitan de rayos X para asegurarse de que se trata de la correcta. Después, otra abertura se hace entre las dos vértebras en donde está el disco roto, lo que permite que el neurocirujano vea dentro del canal. Aquí es donde sea realiza la laminotomía —quitando una pequeña cantidad de lámina del hueso—, para liberar espacio y trabajar con mayor facilidad.
En el siguiente paso, el médico mueve las raíces nerviosas para ver el disco intervertebral, y para ubicar el material que se ha infiltrado en el canal y removerlo, eliminando la presión y la irritación sobre los nervios. También remueve lo más posible del núcleo del disco con la ayuda de pequeños instrumentos. Esto es para prevenir que no vuelva a formarse otra hernia.
Cuando el procedimiento está completo, los músculos de la espalda se devuelven a su posición original. Finalmente, la piel se sutura o se engrapa.
Prácticamente lo mismo que la anterior, pero con una incisión de menor tamaño. Las ventajas de esta cirugía de mínima invasión es que hay un menor daño en el paciente y la recuperación es más rápida.
Para ver por la incisión —de apenas 5 cm—, el neurocirujano utiliza un microscopio. Cuando los músculos se mueven a un lado y se ve la vértebra, se usa el aparato ya mencionado para finalizar el procedimiento.
Une dos o más huesos en uno solo. Si la cirugía de la hernia discal torácica requiere la remoción de una sección importante del hueso y material del disco, esa parte de la columna puede volverse inestable. Por esta razón, se necesita de una fusión con los huesos que están inmediatamente arriba y debajo de la sección en cuestión.
El equipo médico utilizará injertos óseos para que los huesos crezcan juntos. Varillas, placas y tornillos se usan con frecuencia para mantenerlos en su lugar y propiciar que sanen más rápido.
Referencias: The B.A.C.K. Center
Hudson Medical
SPINE-health
University of Maryland Medical Center
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