Padecimientos

Espondilitis anquilosante: causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento

La espondilitis anquilosante es un tipo de artritis en el que la columna se inflama, provocando dolor y rigidez en la espalda, caja torácica y cuello.

Debido a que suele presentarse en las etapas finales de la adolescencia o en los primeros años de la adultez, es importante crear conciencia sobre esta enfermedad, que, a pesar de ser cada vez más frecuente, es poco conocida. A continuación, repasamos los aspectos generales.


¿Qué es?

Esta forma de artritis afecta principalmente la columna, pero otras articulaciones también pueden verse involucradas. La inflamación que provoca puede conducir a dolor crónico e incomodidad importante.

En los casos más severos, la inflamación genera anquilosis —nuevas formaciones de huesos en la columna—, causando que varias secciones se fusionen en una posición fija e inmóvil.

Aunado a ello, la espondilitis provoca inflamación y rigidez en otras áreas del cuerpo, como hombros, cadera, costillas, manos y pies. En ocasiones muy raras, los ojos y los pulmones también pueden verse afectados.

La distinción más importante de esta enfermedad es el involucramiento de la articulación sacroilíaca —localizada en parte baja de la columna, donde se une con la pelvis— conforme avanza.

Causas

Cerca del 95 por ciento de los casos tienen una variación del antígeno leucocitario humano 27 (HLA-B). Esta mutación produce la proteína conocida como HLA-B27, que incrementa el riesgo de sufrir este padecimiento. De cualquier manera, no toda la gente con este gen se enferma de espondilitis anquilosante; de hecho, 80 por ciento de los niños que lo heredan no desarrollan la enfermedad. Cabe destacar que más de 60 genes están relacionados con la condición.

Aunado a ello, la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa y la psoriasis son factores de riesgo.


Síntomas

Estos son los síntomas tempranos de la enfermedad:

  • Rigidez y dolor en la espalda baja durante la mañana —dura una media hora, y se va aliviando conforme pasa el día—.
  • Dolor que despierta por la noche.
  • Dolor en los glúteos y, en ocasiones, en la parte trasera de los muslos.

Los síntomas posteriores incluyen:

  • Dolor en el talón o el arco del pie.
  • Hinchazón y dolor en algún dedo de la mano o del pie.
  • Mayor sensibilidad en la base de la pelvis, lo que hace que se sienta incómodo sentarse en una silla dura.
  • Dolor o presión en el pecho, lo que dificulta la respiración.
  • Inflamación intestinal.
  • Fatiga que no se va con el sueño o el descanso.
  • Depresión y ansiedad.
  • Inflamación de los ojos.

Lee también: Neuropatía – Causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento


Diagnóstico

La espondilitis anquilosante puede ser difícil de detectar debido a lo común que es el dolor de espalda, su síntoma principal. El diagnóstico es todavía más complicado en mujeres, pues la enfermedad es más propensa a presentarse en hombres.

No existe un estudio específico para detectarla, por lo que un médico solo puede valerse de los síntomas, exámenes físicos y pruebas de sangre —para verificar la presencia del gen HLA-B27—.

Se puede hacer una resonancia magnética o rayos X, pero no suelen ayudar del todo, ya que el daño en las articulaciones podría no aparecer en las imágenes. El historial médico y la edad son otros dos factores para llegar a un diagnóstico.


Tratamiento

La espondilitis anquilosante es una enfermedad para toda la vida. Si bien no hay una cura, el tratamiento puede prevenir complicaciones a largo plazo, reducir el daño en las articulaciones y aliviar el dolor. Las opciones incluyen:

  • Ejercicio: la actividad regular física puede detener o ralentizar la progresión de la enfermedad; mucha gente experimenta dolor agudo al estar inactiva. El movimiento parece ayudar con ello.

  • Fisioterapia: masajes y manipulación física mejoran la flexibilidad de la columna y ofrecen cierta comodidad.

  • Antiinflamatorios no estiroideos: el ibuprofeno y el naproxeno alivian el dolor y la inflamación.

  • Medicamentos antirreumáticos: la sulfasalazina también reduce el dolor y la inflamación de las articulaciones. Los más nuevos lo hacen cambiando el sistema inmunológico.

  • Corticosteroides: se inyectan para aliviar el dolor y la inflamación temporalmente.

  • Cirugía: solo un pequeño porcentaje de los casos recurren a esta opción. En ella, se implantan articulaciones artificiales. La cifoplastía, por ejemplo, corrige una columna curveada.
Cifoplastía con balón

Referencias: Versus Arthritis
NHS
Cleveland Clinic
WebMD
Spondylitis Association of America

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Etiquetas: enfermedades

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