El dolor de cuello podría ser señal de una hernia de disco cervical. Si bien esto es algo de lo que hay que preocuparse, se trata de un padecimiento normal que puede aparecer con la edad. De hecho, es posible tener una sin presentar síntoma alguno.
¿Qué es?
Los discos cervicales son las almohadillas que existen en las vértebras de la espalda superior y el cuello. Un disco herniado aparece cuando el material gelatinoso dentro —el núcleo pulposo— rompe la pared externa de la estructura, creando una protuberancia y dando como resultado la posible compresión de un nervio.
El dolor es causado por la inflamación del nervio espinal y la hinchazón, esta última originada por la presión que ejerce la hernia. Con el tiempo, la hernia puede disminuir de tamaño, por lo que el paciente experimenta un alivio en cuanto al dolor. La mayoría de los casos mejoran después de seis semanas de someterse a un tratamiento conservador. Si los síntomas continúan, una cirugía es la siguiente opción.
Causas
Estas son algunas de las causas más comunes de una hernia de disco cervical:
- Degeneración de los discos: conforme envejecen, estos dejan de estar hidratados de forma natural, perdiendo flexibilidad y durabilidad. Grietas y desgarros pueden aparecer en aquellos que han perdido demasiado líquido.
- Traumas: un impacto directo en la columna puede causar rupturas o hernias en los discos.
- Genética: el padecimiento puede ser hereditario.
- Otras: desórdenes en el tejido conectivo, anomalías en la columna y cargar cosas pesadas incorrectamente.
Síntomas
Si la hernia de disco cervical está presionando algún nervio, los síntomas pueden incluir:
- Dolor de cuello.
- Entumecimiento u hormigueo en un hombro o en un brazo, el cual se puede irradiar hacia los dedos.
- Debilidad en un brazo o en una mano.
- Reducción de la movilidad del cuello.
- Dolor que empeora al realizar ciertas actividades —practicar deportes, cargar cosas pesadas— o adoptar ciertas posiciones con la cabeza —girar de un lado hacia otro, inclinarla hacia delante—.
Si la hernia está presionando la médula espinal, los síntomas pueden ser más serios:
- Tropiezos o dificultar para caminar.
- Hormigueo o sensaciones de descargas eléctricas que recorren el cuerpo hasta las piernas.
- Problemas para usar las manos y los brazos para actividades ordinarias.
- Pérdida del equilibrio y la coordinación.
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Diagnóstico
La obtención de un diagnóstico preciso involucra, usualmente, tres pasos:
- Historial médico del paciente: se evalúa por completo, incluyendo condiciones crónicas, lesiones anteriores y problemas en la espalda y el cuello en el pasado. El especialista también recolecta información sobre los síntomas actuales.
- Exámenes físicos: el médico palpará el cuello en busca de áreas donde haya hinchazón, dolor o demasiada sensibilidad. También revisará el rango de movimiento, así como señales de déficit neurológico en los brazos, como problemas con los reflejos, entumecimiento y debilidad.
- Pruebas de imagenología: estos estudios pueden mostrar si un disco ha comenzado a aplanarse o a moverse de su ubicación normal. Una resonancia magnética es el método predilecto para ver una hernia de disco cervical debido a la vista de calidad de los tejidos. Una tomografía y una mielografría —examen que usa un contraste inyectado en el fluido espinal para localizar la presión sobre la médula— también se pueden considerar.
Tratamiento
Todos los tratamientos para este padecimiento están diseñados para lidiar con el dolor. La mayoría de los episodios de dolor en los brazos derivado de una hernia de disco cervical se resuelve en algunas semanas o un par de meses; el dolor se puede controlar con medicamentos. Una vez que mejora, es poco probable que vuelva, aunque el entumecimiento, la debilidad y el hormigueo podrían tardar más en irse.
No quirúrgico
Los métodos conservadores para tratar una hernia de disco cervical incluyen:
- Modificación del estilo de vida. Evitar actividades que requieran demasiado esfuerzo físico, practicar deporte, cambiar la posición al dormir y dejar de girar la cabeza hacia los lados. El reposo también es de utilidad.
- Terapia física y/o ejercicios que ayudan a aliviar la presión sobre la raíz nerviosa. Aquí también se incluyen masajes, la estimulación muscular eléctrica y el uso de compresas frías y calientes.
- Medicamentos desinflamatorios para reducir la hinchazón y el dolor, y analgésicos para aliviar también este último.
- Inyecciones epidurales de esteroides y en las raíces nerviosas para reducir la hinchazón y tratar el dolor agudo que se irradia hacia la cadera o la pierna.
Quirúrgico
Si el dolor provocado por una hernia de disco cervical continúa después de 6 a 12 semanas, o si ha causado algún tipo de discapacidad, una cirugía sería la opción más razonable. El procedimiento para tratarla es muy confiable; generalmente, el dolor postoperatorio y los efectos colaterales pueden ser mínimos.
La tasa de éxito de una cirugía de esta naturaleza es, aproximadamente, de 95 y 98 por ciento, en términos de alivio del dolor.
Estas son algunas de las opciones quirúrgicas:
- Discectomía y fusión cervical anterior (DFCA): el neurocirujano hace una pequeña incisión en la parte frontal del cuello. Los músculos, los vasos y los nervios se hacen a un lado para exponer la vértebra y el disco. La porción del disco roto que está presionando el nervio se remueve. Después de quitar el material herniado, el hueco se llena con injertos óseos para la fusión —proceso de unir dos o más huesos—. Con el tiempo, el injerto se fusionará con la vértebra, por arriba y por abajo, para crear una pieza sólida única. Placas metálicas y tornillos se pueden usar para proveer estabilidad y tener una mayor posibilidad de éxito.
- Discectomía cervical posterior: el cirujano hace una incisión de 2.5-5 cm en la parte trasera del cuello. Para alcanzar el disco dañado, los músculos espinales se mueven a un lado para exponer la vértebra. Una sección del arco vertebral se remueve para alcanzar la raíz nerviosa y el espacio del disco. La parte del disco roto que está presionando la raíz se quita cuidadosamente. Finalmente, el espacio por el que el nervio sale de la columna usualmente se alarga para prevenir que vuelva a resultar pellizcado.
- Microdiscectomía (mínima invasión): el neurocirujano hace una pequeña incisión en la parte trasera del cuello. Pequeños tubos llamados dilatadores se usan para hacer más grande el túnel hacia la vértebra. Se remueve una porción del hueso para exponer la raíz nerviosa y el disco. Luego, con ayuda de un endoscopio, se extrae el disco dañado. Por consiguiente, esta técnica causa menor daño en los músculos que una tradicional.
Imagen del encabezado: Rothman Orthopaedics
Referencias: Mayfield Brain & Spine
WebMD
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Emory Healthcare